A final de cuentas, creador...

A manera de contrapunto al diario anterior, escribo este ya con menos urgencia y desesperación, producto del desconocido estrés de encontrar trabajo a contrareloj.

Espero que escribir esto me sirva de brújula y referencia para los siguientes días, desde el cual medir distancias y orientar dirección a mi actuar de aquí en adelante. Ese es el por qué y para qué del título de este diario.

Soy Historietista, es lo que se hacer. Como dibujante puedo ilustrar pequeñas viñetas que acompañen un texto, sin embargo como persona soy más un comicker, alguien que se sabe expresar mediante la narrativa secuencial de las imágenes únicas conformadas por ese conjunto de textos, globos y personajes en acción.

Durante estos días he dudado mucho de mi calidad como dibujante, de mi capacidad como creador, de mi entereza como persona. Todo va unido dentro de uno, no es posible separar o diseccionar al que se ha hecho creativo en sus múltiples facetas, todas se encuentran conexas y dependientes las unas de las otras. He lidiado con la idea de encontrar trabajo, una fuente de ingresos que sustente mi vida, desde esa óptica curiosa del sobreviviente, que busca caminos impulsado por el miedo a dejar de ser.

Hoy, aquí, contra todo pronóstico por venir, planto mis palabras, mi persona, en este espacio formado por unos y ceros para decirme a mí mismo y a quienes muy amablemente me han brindado sus palabras y apoyo, que Soy. Que Existo. Que ese hecho innegable de la vida me da valor como persona, como individuo, como creador.

Y que quienes creamos no podemos decidir nuestro futuro a base de limosnas, propias o ajenas, en todos los ámbitos de nuestra existencia. Si hemos de crear, de hacer, de lograr ha de ser por esa meta que hicimos nuestra desde el primer momento en que comenzamos el camino del creativo, que es el de comunicar ideas, sentimientos, emociones o pensamientos a través de nuestro trabajo.

No necesito un trabajo, porque mi trabajo es lo que soy, lo que hago, como veo al mundo y como lo comunico a través de mi dibujo, de mis páginas, de mis historias. No necesito un trabajo, porque yo soy mi trabajo y mi trabajo soy yo.

Lo que necesito lo tengo dentro de mí, la seguridad que me da mi talento, el que he desarrollado a través de todos estos años y que seguiré desarrollando porque nunca se termina de aprender, de perfeccionar, de afinar. La entereza de mi persona y la dignidad que conlleva vivir el camino elegido es más fortaleza que obstáculo, la disciplina de llevar a cabo día a día las tareas propias de mi oficio es la única garantía de conseguir lo que para muchos es un sacrificio, y que es el sustento que todos requerimos.

No, no necesito trabajo, me necesito a mí mismo y hoy más que nunca me aferro a mí, para nunca más abandonarme, para nunca más perderme...

Roger-Roger.